ESTRELLAS ERRANTES- Marta Navarro
Me gusta escribir porque me apasiona leer, porque entre libros aprendí a soñar, también a vivir, y acurrucada entre sus letras muy pronto sorprendí el misterioso escondite donde duerme la felicidad, porque mucho más allá del fervor o la pasión, la literatura ha sido siempre para mí una necesidad. Una puerta siempre entreabierta a un universo mágico de historias casi casi susurradas al oído, de sentimientos, de emociones, de palabras esperanzadas, afligidas, intensas, ligeras, cómplices, serenas... eficaces como el más poderoso de los conjuros contra el dolor, el desconcierto, los fantasmas, el miedo o la soledad... de historias que acompañan, que consuelan, que iluminan rincones de oscuridad y de tristeza y ayudan a interpretar el mundo y a dotarlo de belleza.
Como alguna vez dijo Almudena Grandes "vivir sin leer ya no sería vivir sino un sucedáneo insoportable de la vida".
Cada tarde, ya muy próximo el sol a su ocaso, ella −etérea,
suave, transparente− con esa lealtad inquebrantable tan propia de
los amores platónicos, de los amores imposibles −siempre a su cita
puntual− hace su aparición. Mágicamente se quiebra entonces la
penumbra, arden en el firmamento, cómplices, las estrellas, se
conmueven las almas sensibles y la asfixiante grisura del mundo de
golpe desaparece, eclipsada tras su luz.
Cobra en ese instante existencia la belleza.
Silencio...
Sus ojos se clavan en los míos. Una sonrisa adormilada, cierta niñez
soñadora ya remota, casi olvidada. Una voz que, sabia, a través del
espacio y el tiempo resuena, romántica, lúcida, valiente... Una voz
antigua y poderosa que mucho sabe de amor, de dolor y soledad.
Zonas de dulzura, palabras en melancolía enredadas que de las
sombras rescatan a quien por ellas se deja embrujar, palabras que
calman heridas, que al lugar al que alguna vez tantos sueños huyeron
encaminan y, generosas, cada noche regalan algo que la vida nunca da:
una ilusión, una esperanza, un misterio, el verso eterno de un poema
que dos corazones une.
Palabras que al amanecer se desvanecen raudas como una estrella
fugaz. Frágiles destellos de luz, de dolor, de magia, de
vulnerabilidad. Oleadas de alegría, de pena, de ternura. Lágrimas
lentas de cristal. Latidos de Poesía.
MARTA NAVARRO
Valencia - España
El cuadro de "La noche estrellada", de Vincent van Gogh te ha inspirado en un relato con una bella prosa poética del encuentro de dos enamorados. Breve y conciso, dónde las emociones fluyen a flor de piel.
ResponderEliminarMuchísimas gracias por el comentario y por la publicación. Muy contenta por colaborar con vosotros.
EliminarSiempre que quieras, no tiene por qué ser inédito, cualquiera de los que tengas, y si son más antiguos, pienso que es mejor porque así les damos difusión. Sólo hay una norma: leer al compañero que prefieras (no tengo por qué ser yo...)
EliminarSimplemente maravilloso.
ResponderEliminarMuchísimas gracias Ana. Muy contenta porque te haya gustado.
Eliminar¡Hola Marta!
ResponderEliminarUn precioso texto poético donde la naturaleza a través de tu pluma imprime la magia del asombro y las emociones que llenan los espacios de ese instante lleno de belleza. Miradas y palabras componen otro lenguaje de ensueño y esperanzas renovadas.
Gracias por rescatarlo de tu blog y compartirlo también en este otro.
Muchísimas gracias a ti Estrella por un comentario tan bonito y tan generoso.
EliminarBonita manera de recrear ese cielo estrellado, Marta, muy sutil. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias Eva. Me alegro mucho de que te haya gustado. Un beso.
EliminarUna prosa poética muy bella y delicada.
ResponderEliminarAbrazo
Una prosa poética muy bella y delicada.
ResponderEliminarAbrazo
¡Muchísimas gracias! Muy contenta porque te haya gustado.
EliminarUn texto para dejarse llevar por las sensaciones y emociones ante algo tan fascinante como es mirar las estrellas. Un abrazo, Marta!
ResponderEliminarMuchísimas gracias David. Muy contenta porque te haya gustado.
EliminarCuánta poesía entre estas líneas. Bello texto. Enhorabuena a la autora.
ResponderEliminarMuchísimas gracias. Me alegro mucho de que te haya gustado.
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