ALGO DE QUE HABLAR José García



El momento que antecede al atardecer cubrió el hospital de un clima frío.
–¿Hola? Lamento llegar tarde. Sí, me moje un poco, pero te aseguro que no me enfermo. ¿Esos golpes en la ventana? No es granizo, es una torrencial lluvia rebelde que está de paso… Escucha como va aminorando.
¿Cómo has estado? No me mientas. Ya me entere por la enfermera que haces tus “pucheros” a la hora de la comida. Te acuerdas que tenemos un pacto, tú te alimentas y yo, veo te den de alta. Por cierto te mandan saludo los nietos.
No. No te cambio la plática, pero ya deja de hacedlas enojar, sobre todo a doña Claudia que se ha portado bien contigo.
¿Qué cómo lo sé? Mi hermana me tiene al tanto.
Que te puedo platicar. El trabajo, bien. Por cierto te manda saludar mi jefe, Don Anselmo, el que te presente en la fiesta del día de la madre. No, no el de ojos azules…ese es jefe del compadre Pancho. ¡Ándale! El que usa peluquín, él chaparrón y regordete que cada vez que habla salpica saliva.
Pero fuera de ello no me quejo, cuando supo de tu enfermedad hasta me adelanto unos dólares y días.
¿Y porque esas lágrimas? ¡Claro que volverás a casa!
Ayer que hable con tu doctor, comentó que evoluciona bien la operación,  es cuestión  que cesen las calenturas, otros estudios…bla-bla-bla…puro tecnicismo.
Estas así por que no has dormido bien. ¡Claro, los malditos ventiladores que no sirven! ¿Te ahorrèlos insultos, verdad?  Cuando pones esa careta no hacen falta las palabras.
¿Rafael, vino ayer? Andas confundida, acabo de llegar de Estados Unidos y del aeropuerto derechito vine.
Aquí ando .Te dormiste una hora. ¡Mira, trajeron tus papillas y tú jugo de naranja!
¿Vamos quita esa cara? Te juro, que si pudiera introducir de contrabando los salbutes de relleno negro o los tamales colados que tanto deleitas, lo hubiera hecho.
¡Vaya!  ¡Te saque una sonrisa!
¡He, cambia de tema! No vine de tan lejos para escuchar: “¿Cuando muera…?” Que la casa… los muebles, etc.
Mírame a los ojos y dime: ¿Dónde quedó esa mujer que nunca se rindió? La que cargo con sus hijos y reto al mundo… Oh, la que bailando disfrutaba de la vida. A poco cuando me despido te digo adiós.
¡Exacto!  –“Nos leemos otro día”  –Esa es mi frase. No sabes que gusto me da saber que la recuerdas.
**
–¿Joven?  –-Un sacudón en la espalda desvió la atención –. Lo lamento, pero tiene  que retirarse  llegaron los del Semefo.
–¡Pero si estoy hablando con mi madre!
–Sé, que es doloroso. Su madre falleció hace una hora. No desviaba la mirada del pasillo, le esperaba y cuando pronuncio su nombre agonizo. Entonces llegó, y al saber la noticia entro en shock, se desmayó antes de abrazarla. El doctor dijo que respetemos ese momento (así describió ella que pasaría)… antes de partir con Dios.

https://letras296174967.wordpress.com/

FIN.
A tu memoria: Elena.
Diciembre 8, 2019.
JOSE  GARCIA.

Comentarios

  1. Muy emotivo. La verdad, la muerte de una madre (con lo importantes que son) es un suceso que marca, a cualquier edad.

    ResponderEliminar
  2. Triste y conmovedor. El final no se vislumbra y es lacerante. Muy bien transmitidos los sentimientos hacia su madre.

    ResponderEliminar
  3. Una historia impactante por su gran dramatismo y humanidad. Mis felicitaciones para el compañero José García.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Si eres tan amable, deja tu comentario.

Entradas populares de este blog

EL GUSANO Y LA MARIPOSA/Ana Palacios

LLUEVE/Carmen Urbieta

SILENCIO/Carmen Urbieta