LA VIUDA/DELIA G.JOISON

LA VIUDA





Una mujer como tantas (la llamaré Natalia), casada por veinte años -como tantas-, con un marido tranquilo y rutinario, conoció circunstancialmente a un hombre que la movilizó como nadie. Fue conocerse y surgir una pasión tórrida como pocas. Él comenzó a hablarle por teléfono, y tan sólo escuchar su voz muy varonil le generaba una respuesta bien femenina, contestándole entre cálidas humedades y sonrojos.  Claro que su enamorado experimentaba ese amor, tan enardecido como ella.

Vivió ese amor y pasión como nunca y es así que un buen día, Natalia le manifestó a su esposo, el deseo de separarse. Su marido era una buena persona y trató por todos los medios que tal cosa no sucediera, pero se dio cuenta que su mujer, estaba más que decidida a llevar a cabo la separación.

Le dejó la casa, (muy bonita por cierto) y él con sus planos -era un arquitecto muy cotizado-  se mudó a un hermoso departamento en Las Cañitas, un barrio de Buenos Aires donde viven personas de elevado poder adquisitivo. Menos de dos años después y antes de que le dieran el divorcio definitivo, su marido falleció.

Al mes del deceso, fue al departamento de Las Cañitas acompañada de su novio,  a fin de sacar algunas cosas y ver en qué condiciones se encontraba, ya que iba a ponerlo a la venta. Tenía entendido que al no tener el marido familia alguna, y no estar listo el divorcio por la sola voluntad de la mujer -como fue pedido-  tenía ella derecho al mismo, al igual que a su auto, a su pequeña embarcación y por supuesto, a sus bienes móviles.

Eran las cuatro de la tarde de un día nublado y fueron ambos para allá. Abrió la puerta con la llave que en su momento -muy previsoramente- el marido le había dejado por cualquier inconveniente. Su novio la acompañó mientras recorría el lugar. Todo se encontraba en penumbras y silencio, con las persianas bajas a medias. Ella levantó la del dormitorio y la del living un poco, para iluminar algo los ambientes. Hablaron a media voz también, hasta que sonrientes, se dieron cuenta que era totalmente ridículo, el finado ya no estaba allá.

Natalia se encontraba dentro de todo tranquila, pero a su novio, la situación comenzó a motivarlo hasta sentirse bien ardiente. Hacer el amor con la mujer del muerto justo en su casa, era un tanto morboso y medio prohibido, cosa que lo excitó más aún. Sin decir una palabra, se le acercó y comenzó a hacerle todo lo que sabía muy bien, iba a dejarla preparada y pidiendo por más. Sonriendo, jugó con ella, hasta que la mujer casi le rogó hacer el amor.

No quisieron ir a la cama, por lo tanto eligieron un sofá muy cómodo y mullido de la sala para estar juntos. Se enlazaron en esos juegos previos y comenzaron a unirse poseídos como nunca, cuando al hombre de pronto le dio un calambre muy fuerte en el estómago. Claro, habían almorzado bien tarde y opíparamente. Ella intentó  ayudarlo como pudo, pero los calambres persistieron, cada vez más dolorosos. De pronto el hombre se incorporó para vomitar, dijo sentir náuseas, dolor en un brazo y dificultad para respirar. Cuando menos nadie lo esperaba, se desplomó. Quedó muerto ahí mismo, en el sofá impoluto.

Natalia se desesperó, imaginen ustedes qué momento! Como pudo llamó a una Ambulancia. Quedó esperándola llena de angustia mirando hacia la calle, cuando algo que le pareció ver justo detrás de ella en el cristal de la ventana, la heló de espanto. Era la cara de su esposo, exhibiendo una amplia sonrisa.


Delia G. Joison
MENDOZA-ARGENTINA


Sus libros disponibles en Amazon:

“Viajes,  aventuras y demás chifladuras de la señora D”
“Universo de Instantes”
“Cuentos para saborear fresas con crema”
“Cuentos para leer con una buena taza de café”
“Historias de fantasmas y fantasmitas”
“Cuentos de canela y miel”
“Alas y raíces”
“Historias apasionadas de otros tiempos”
“Intimo Esplendor” autobiográfico (entre otros)






         




.

Comentarios

  1. Un relato que da que pensar, a veces el destino juega caprichosamente.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Si eres tan amable, deja tu comentario.

Entradas populares de este blog

EL GUSANO Y LA MARIPOSA/Ana Palacios

LLUEVE/Carmen Urbieta

SILENCIO/Carmen Urbieta