ENSAYO SOBRE ÉTICA/Alexis Mena
La subordinación de la
ética en el acto de la fe
En medio oriente, en
África, la India y en otras partes del mundo a diario se justifican
actos genocidas, parricidas y suicidas en el nombre de Dios. La “fe”
no solo mueve montañas, sino que arma ejércitos, promueve el odio y
encuentra en otro mundo las razones para desdeñar la vida humana en
éste. El supuesto mandato divino es una fractura en el telosi
que sostiene a la ética como tal en ser del ser humano.
“La ética
descansa de una manera inmanente en sí misma, sin nada exterior que
le sirva de telos, sino que, al revés, ella misma es el telos
de todo lo que está fuera de ella. Por eso cuando reintegra en sí
todo lo exterior (metafísico), ya no va más lejos” (Soren, 1992).
El individuo que se puede definir como un ser inmediato, sensible y
anímico es precisamente aquel que tiene su telos en lo que
general, y su tarea ética consiste en expresarse constantemente en
ello, despojándose de su carácter individual para convertirse en lo
general. Podríamos inferir con esto que la ética reviste para el
hombre la misma importancia que su propia felicidad eterna, la cual
ciertamente es en todo instante y por toda la eternidad su telos,
definitivo. ¿Pero, puede ser abandona la eternidad de este telos
en la ética, sin ser eliminada la ética a sí misma, para darle una
suspensión teleológica?
La fe es una
paradoja, pues para entender la fe debemos entender que en ella el
individuo está por encima del ámbito de lo general. Si el individuo
reivindica su carácter individual frente a lo general, en lo ético
falla, ya que una vez que ha estado dentro de lo general, al querer
reivindicar su carácter individual, no puede por menos que
experimentar una crisis interior, de la cual solamente puede
liberarse si, arrepentido, se abandona de nuevo en lo general. La fe
justifica al hombre en irse contra lo general, en que Dios es el
orden supremo de todo, y el cual es superior a lo general; entrando
así el hombre en una relación absoluta con lo absoluto, rompiendo
en principio el telos fundamental de su ética. Una pregunta
fundamental a estas alturas sería ¿cómo saber distinguir que esta
ruptura o suspensión teleológica en la ética está fundamentada
por una crisis interior en el hombre (mal o desobediencia) o una
paradoja en fe bajo sumisión a lo divino?
Para Kant, la ética
está basada en la postura que la única cosa intrínsecamente buena
es una buena voluntad;
una acción solo puede ser buena, por tanto, si su máxima,
el principio subyacente, obedece a la ley
moral (Inmanuel, 1998). Aquí la ley moral
corresponde a lo general expuesto anteriormente, y es ahí donde
descansa el telos ético del accionar y existir del hombre.
Para Kant, el imperativo categórico es el telos que actúa
sobre todo hombre, sin importar sus intereses o deseos, aún más, su
fe, ya que la individualidad va contra todo principio de
universalidad en el cual descansa su telos. La autonomía
sostiene que los hombres están obligados a la ley moral por su
propia voluntad, ¿es en éste libre albedrio donde se podría
generar la ruptura del telos ético? El individuo que actúa
justificándose con la fe, actúa en el orden de lo absurdo, pues él
mismo se constituye en honor a su libertad, que es superior a lo
general, suspendiendo así su deber moral.
Para Hegel en
la Fenomenología del espíritu, la ética podría
encontrase con su telos en la relación de la autorrelación
en la relación con el otro, pero aquí no se destaca claramente la
dimensión ética del reconocimiento, sino que más bien parece no
tener lugar. Entendido así, no parece tratarse de
la autorrelación en relación con el otro,
sino de aquello que tiene lugar entre ambas
autoconciencias (Hegel, 1952). Si desde Hegel se plantea lo ético
como aquello en el orden moral que se sostiene por la relación y
respeto en la convivencia con el otro, las pruebas que exige la fe,
en torno al ensalzamiento del pensamiento individual, sustentado por
la obediencia y el amor a Dios, renunciando a lo general por una cosa
superior que no es lo general, ¿no sería solamente comprensible y
admisible las acciones para quién las realiza entorno a su exclusiva
subjetividad? Aquí no solo lo teleológico de la ética se suspende,
sino que la misma eticidadii
en el hombre queda anulada, ya que ningún hombre podría emprender
jamás un acto de fe, sin provocar una fractura con su entorno social
y ley moral.
Si un individuo, en
caso de ser ateo, y por consiguiente, de no encontrar la paradoja que
propone la fe en torno a la obediencia a la ética y su telos,
éste erigiría su ética en base a lo general y exclusivamente lo
general. Pero si la ética es lo general y, en cuanto tal, es también
lo divino. Podemos afirmar que todo deber moral, en el fondo, es un
deber para con lo divino. Si la fe implica que el hombre esté
situado por encima de lo general, esto consiste en que el individuo
determina su relación con lo general en virtud de su relación
previa con lo absoluto o sea Dios, y no al revés. Si el deber
absoluto de todo hombre, como lo manifiesta el decálogo hebreo y el
mismo Jesucristo, es el amar a Dios por sobre todo, la ética queda
rebajada al plano de lo relativo, como es el caso del ateo, sin ser
necesario que ésta quede abolida, ya que simplemente se formula a la
ética de una manera diversa dentro de los términos peculiares de la
paradoja que establece la fe.
Todo lo expuesto
anteriormente corrobora que la ética frente a la fe queda
subordinada, si no fuera verdadera esta afirmación, la fe tampoco
tendría ningún puesto en la vida del ser humano y su historia, y no
pasaría de ser una simple crisis interior de carácter negativa. La
resignación infinita es el último estudio precedente a la fe, y
nadie alcanza la fe si antes no ha hecho ese movimiento previo,
porque es en la resignación infinita donde, ante todo, toma
conciencia del valor de lo eterno, y únicamente así se puede
alcanzar la vida de este mundo en virtud de la fe.
Bibliografía
Hegel, G. W. (1952). Fenomenología del Espíritu. Hamburgo:
Hoffmeister.
Inmanuel, K. (1998). Crítica a la razón práctica. Madrid:
Tecnos.
Soren, K. (1992). Temor y Temblor. Barcelona: Folio S.A.
i
Un telos (del griego τέλος, "fin", "objetivo"
o "propósito") es un fin o propósito, en un sentido
bastante restringido utilizado por filósofos como Aristóteles. Es
aquello en virtud de lo cual se hace algo.
ii
La Eticidad es una unidad dialéctica de la moralidad con la
socialidad. En la conformación del sujeto de la Eticidad entran en
juego tres procesos: a) la socialización, b) la enculturación y,
c) el desarrollo.
QUITO - ECUADOR
QUITO - ECUADOR
Abraham e Isacc de la Biblia...el padre de la fe es Abraham. Abraham es requerido por Dios para sacrificar a su hijo Isacc para demostrar su fe, y Abraham procede al acto con la intervención del Ángel de Dios (cristofanía) para al final evitar dicho sacrificio (pues solo era una prueba de Dios para Abraham). El conflicto ético se da cuando ese acto solo es justificado por la fe de Abraham, pues para el resto de personas, como su mujer, vecinos, compañeros, amigos, familiares sería un acto genocida de Abraham para con su hijo. ¿Cómo defiendes algo cuando lo haces movido solo por la fe?...entonces como argumentó Kant...la moral se sostiene porque existe un principio categórico universal llamado Dios como norma máxima del bien y lo perfecto. Sin Dios no hay moral que valga pues dependería de las culturas y circunstancias la moral. Y como la Moral y la ética que es la reflexión teórica de la moral y base fundante de la misma, solo obedecería a Dios, pues Él la crea. Así, la fe es superior a la ética, cuando la ética es puesta a prueba con actos que parecen no ser morales...Pero, gran problema...¿y si no es Dios quién manda a romper la ética? De ahí que se dan los actos genocidas musulmanes, actos de barbarie y fanatismo; guerras religiosas. Por eso primero hay que definir quién es el Dios que funda la moral y como es ese Dios para obedecerlo. Esa es el conflicto del ensayo.
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