METAMÓRFICO/ Juan Carlos Vásquez

Juan Carlos Vásquez (Valencia, Venezuela) Como narrador ha publicado un libro de relatos Pedazos de Familia (Ediciones Estival Teatro, Maracay, Venezuela 2000). Antologado en Paseo en Versos (Pasos en la Azotea, Df México 2006); Hemiparesias (Visceralia Ediciones, Santiago de Chile 2006) y Poesías y aparte (el Libro y su Autor, Creaciones Literarias, selección de Betty Goldman y Enrique Epelbon; Estados Unidos 2007). Illustrative image: Mirages from an Unreal World by Laura Orvieto, (Author House, New Jersey, Estados Unidos 2010). Colaboró en la revista Voces, Edición n.º 55, de junio de 2006 (Edición n.º 68 de septiembre de 2007); la Coruña (España). En el monográfico conmemorativo del 5.º aniversario de Margen Cero; Madrid, España. Algunos de sus poemas fueron traducidos al portugués por el escritor Antonio Miranda y al inglés por Keith O´Donell. Distinciones en los Concursos de Poesía Pro lingüística y Multimedia Premio Nosside, Calabria-Italia Edizione 21 / 2005, Edizione 22 / 2006. Semifinalista del concurso de poesía Pasos en la azotea, Df México 2006. Integrante del grupo cultural Spanic Attack (New York 2004); The Hall (Miami 2001) Columnas periodísticas: Diario El Impulso, Edo Lara. Ha vivido en Tampa, Fl. New York, NY. San Francisco, Cl. La Coruña, Comunitat Valenciana. Actualmente reside en Barcelona.
 Blog del autor: Arquetipos de mi yo(http://arquetiposdemiyo.blogspot.com.es/)





METAMÓRFICO





 Era un cerdo, pero mutó, ahora construye su realidad desde los medios: blog, TV, streaming, bots. Esa idea irrumpió en los sueños con un sobresalto entre la sudoración, ser un personaje. Antes comía del lodazal, ahora su expresión oral ha cambiado con la nueva alimentación y utiliza todas sus fuerzas para renovarse. Ha invertido horas y esfuerzos, ya pasó aquel momento en que nadie atendía a sus reclamos. Ahora el camino hacia la transformación tiene forma de embudo, expandiéndose. Resultaba imposible llegar hasta el final sin pasar por el angustioso proceso de humanizarse. Poco a poco aprenderá a desplazar a todo aquel que intente sacarlo del curso hasta llegar a la salida.
 Para terminar con su antigua apariencia cuelga en público: intestino, pierna y costillas, hígado, paleta. Ha creado un museo para exponerse. Se regocija de su evolución cuando el pasado lo alcanza. Muchos lo interrogan preguntándole sobre el proceso, él especula articulando con una gramática que se vuelve cada vez más creíble para que le aprueben en todo. Al utilizar los métodos se está convirtiendo en un mito en medio de la náusea que se produce a sí mismo. Concentra todo su esfuerzo en conseguir inteligencia y estilo. Cuanto más se enfrentó al cerdo que llevaba dentro, más sintió el efecto de la conmoción. Ahora sabe que sabe y no actúa por instinto. Sin embargo, crece en ansiedad, suda copiosamente, delibera haciendo cálculos internos.
 No solo cambió de grado, cambió de naturaleza. Seguro desde su altar se vuelve déspota y soberbio, es la envidia del resto. «El progreso lo es todo o la vida no es nada», suele decir, quiere triunfar y consagrarse. La entrada se abre sin restricción, con lo aprendido multiplica los tanteos. Ya sabe cómo elevarse ante todos.
 Se divierte en su errancia imitando al resto. Está listo, especulará, con la palabra tiene nuevos instrumentos dentro de la sintaxis. Producirá otra realidad con su experiencia, se postula así como el más ingente producto de los medios. El cerdo ha triunfado ante la realidad con un nuevo modo de conocimiento.
 Sabe hablar de objetos, simular poses que se ofrece a través de restos orgánicos. Corre, mueve músculos y grasa. Ruega no volver atrás, respira hondo cuando revive el movimiento torpe de sus dedos sobre el teclado. Quiere deshacerse de esa zona biológicamente explorada.
 De cerdos a hombres, no de hombres a cerdos como todos presuponen. Hizo el largo camino para humanizar su apariencia, pero no sus costumbres…




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