COMO SI FUERAN FANTASMAS/MIRNA GENNARO







Esa tarde en el chat, Lorena había conocido a alguien que parecía especial, se llamaba Jorge. En ese momento, no sabía qué tan especial sería para ella, como tampoco sabía que ella se convertiría en un fantasma.

Se dieron los teléfonos y pasaron horas conversando. De todo un poco, empezaron por gustos, costumbres, ideas, política y otros menesteres. Coincidían en muchas cosas, eso hizo que Lorena se dijera a sí misma que ese hombre podría ser significativo en su vida. Él le dijo que quería conocerla y ella aceptó inmediatamente. Sonreía sola frente a su celular. Hacía tiempo que no encontraba en el chat a alguien especial.

Se encontraron en un lugar céntrico de la ciudad, un día domingo, cuando solo había unos pocos negocios abiertos y la gente que paseaba se veía alegre y distendida. Se reconocieron de inmediato, como si en otra vida ya se hubieran encontrado. Se sonrieron con complicidad, sintiéndose casi adolescentes a punto de escabullirse de sus padres.

Caminaron intercambiando experiencias de esa mañana inmensa en la que habían estado esperando la llamada del otro. Rieron juntos y se dispusieron a seguir conociéndose con un café de por medio.

Él era un poco más viejo de lo que aparentaba en la foto del celular. Mientras él hablaba sobre su vida, Lorena le calculaba la edad. Él veía cómo ella lo contemplaba y se sentía complacido con lo que tenía delante. Tal vez, por esa reconfortante sensación, él sentía deseos de hablar sin parar.

Jorge comenzó a contar la historia de su separación. Su mujer tenía problemas. No se ocupaba bien de sus hijos, una vez puso en riesgo a uno de sus hijos.

─¿Ella estaba enferma?

─Sí, la aguanté durante mucho tiempo.

─Se tenía que tratar.

─Pero no quería.

Él contó, entonces, que comenzó a chatear en aquellos años. Así conoció a otra mujer. Ella estaba casada pero su matrimonio no duraría mucho. Se conocieron. Siguieron chateando. Luego ella le informó que había echado a su marido por otra metida de pata que él se había mandado. Un par de meses después, Jorge y su hija de 14 años se mudaron con ella, dejando atrás todo el malestar que su esposa le generaba.

─¿Se quedó sola?

─Sí. Ella quería estar sola. Mirá cómo será que murió sola.

─¿De qué murió?

─No sabemos bien, un tema cardio-respiratorio, nos dijeron.

─Ella no se cuidaba sola.

─Parece que no. Nos llamaron de la morgue para identificarla un mes después de que había muerto.

─Qué tristeza para los hijos no haber podido acompañarla.

─No. Ellos tenían malos recuerdos de su madre. Mirá que mi hija le empezó a decir mamá a mi nueva mujer.

─Entiendo.

Jorge siguió hablando. Su mirada demostraba que se sentía cómodo con el relato. Al mismo tiempo, la mirada de Lorena se iba ensombreciendo hasta llegar a un punto en que su interior se reveló haciéndole brillar los ojos, al sentir la convicción del camino que debía seguir.

Ella sacó su billetera. Puso sobre la mesa un billete con el que abonaba su café. Él quiso detenerla, pero ella se puso de pie.

─No hace falta ─dijo él, recuperándose de la sorpresa.

Y ella sentía que sí hacía falta. Entonces le dijo:

─Me voy, pero te voy a decir el porqué. Yo sufrí algo parecido a lo que tuvo tu mujer. Pero me ayudaron. Me hicieron hacer un tratamiento y salí a flote. Pude recuperar mi trabajo y disfrutar de mis hijos y ellos de mí. No te digo que tengas la culpa de lo que le pasó a ella, pero no puedo hacer esto.

Lorena nunca sabría lo que significó para él escuchar esas palabras como venidas de la voz de su esposa muerta recordándole lo que habría podido ser y no fue. Jorge tampoco sabría lo que significó para ella decirlas como si le hablara a ese hombre que, también, la abandonó a su suerte. Ambos se alejaron, como fantasmas errantes que se diluyen en la noche, luego de haber hecho su última aparición.

MIRNA GENNARO
Argentina

https://isladelosvientos.wordpress.com


Comentarios

  1. Un relato de nuestros tiempos, de la mano de la escritora argentina Mirna Gennaro, dónde queda patente su calidad literaria. De una situación casual ella ha realizado con gran acierto este relato. Gracias por tu aporte.

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