EL CINE QUE LA ACADEMIA NO VE/Ricardo Juan Benítez
El cine que la Academia no ve
Érase una vez en Hollywood, dónde hubo una camada de jóvenes
irreverentes que filmaban alejados de los grandes estudios. Es así que el
llamado cine independiente brindó algunos de los grandes hitos que no
necesitaban de la aceitada maquinaria del mainstream para encontrar un
público entusiasta. A saber: Come back to the five and dime, Jimmy Dean,
Jimmy Dean (Robert
Altman, 1982), Faces (John
Cassavetes, 1968), Stranger
than paradise (Jim
Jarmush, 1984), Requiem for a dream
(Darren Aronofsky, 2000);son algunos pocos ejemplos de este cine que
supo ganar varios festivales europeos, con el emblemático Cannes a la cabeza.
Directores muy afamados comenzaron como independientes de los grandes estudios.
Por ejemplo Woody Allen
y David Lynch.
En el año 2017 se dio el hecho que Moonligth (Barry Jenkins),
fuera de este tipo de cine. Pero además compitió contra otras películas de
similares características. Salvo La La Land (Damien Chazelle), Arrival
(Denis Villeneuve), Hacksaw Ridge (Mel Gibson), Lion (Garth
Davis), Hidden figures (Theodore Melfi) y la ópera de cámara de
Denzel Washington, titulada Fences; tanto Manchester by the sea (Kenneth
Lonergan) como Hell or high wáter (David Mackenzie), pueden
ser consideradas películas por fuera de los grandes estudios. Excepto el Premio
a Mejor Actor de Reparto de Casey Affleck, Manchester junto al mar
se llevó bastante menos de lo que merecía, ciertamente. El señor Lonergan
filma un drama a la vieja usanza, pero con recursos actuales. Las idas y
vueltas entre pasado y presente, la angustia contenida del protagonista y el
momento en que se devela la tragedia con toda intensidad. Mención aparte
a Michelle Williams, con breves apariciones pero determinantes. Presten
especial atención al diálogo desesperado entre dos seres que supieron amarse,
pero ya nada es igual.
Por otra parte Comanchería
más que un policial es un western urbano filmado por David Mackenzie
(digno heredero de la tradición de Sam Peckinpah, Robert Altman o Arthur Penn)
con nervio y detallismo, aprovechando al milímetro el estupendo guion de Taylor
Sheridan (guionista de Sicario de Denis Villeneuve). En esta película
hay tres estupendas actuaciones: Jeff Bridges (nominado a mejor actor de
reparto, perdería a manos de Mahershala Alí por Luz de luna), es un
sheriff implacable que tiene a maltraer a su ayudante indígena.
Chris Pine
muy alejado del Capitán Kirk de Star Treck, nos entrega una sorprendente
actuación donde su personaje que va mutando a medida que avanza su carrera
criminal. La escena final jugada con Bridges tiene una violencia contenida y un
suspenso apenas soportable. Pero es el señor Ben Foster quién se lleva las
palmas. Actuación que a la Academia se le pasó por alto, donde el actor nos
entrega una violencia visceral, una salvaje rebeldía y un gusto por el delito
que, como dice Jeff Bridges, es “porque le divierte”.
Para el final las grandes perdedoras de esta edición: la señora Amy
Adams. Por La llegada
(Denis Villeneuve) y Nocturnal animals (Tom Ford). Pues bien, sobre La
llegada, pienso que más adelante debería hacer una nota específicamente de,
tal vez, una de las obras cumbres de la ciencia ficción modernas junto con Solaris de
Andréi Tarkovski y 2001: A Space Odyssey de
Stanley Kubrick.
Pero sobre Animales nocturnos debo mencionar que debe ser uno de los casos de injusticia de la Academia más notorios.
La película de Tom Ford
basada en la novela Tony and
Susan de Austin
Wright es uno de esos casos a convertirse en un clásico en
forma instantánea. Pero aun así la única nominación, por cierto muy
merecida, fue la de Michael Shannon como mejor actor secundario. Por la misma
categoría Aaron Taylor-Johnson había obtenido el Globo de Oro. Entonces Amy
Adams pasó también desapercibida como en La llegada, en un papel de gran
sensibilidad, que fue bordando con pequeños gestos, con miradas que transmitían
sus cambios de humor mientras leía el manuscrito que su ex esposo le hiciera
llegar.
En ese papel otro gran olvidado: Jake Gyllenhaal
(Asociación de Críticos de cine de Chicago, Críticos de San Diego, Críticos de
Saint Louis, Críticos de Austin, Críticos de Dublín, Críticos de Nevada,
Críticos de Vancouver, Críticos Ohio Central, Críticos North Texas y Críticos
de Georgia: mejor actor 2014, previa del Oscar). Ya había sufrido un
desplante similar por su interpretación en Nigthcrawler (2014).
Como es un actor de tomar riesgos, debe mencionarse su doble papel en Enemy (Denis
Villeneuve, 2012), basado en una novela de José Saramago, que tal vez hubiera
merecido una nominación. El director y guionista de la cinta, Dan Gilroy,
obtuvo una serie de premios que incluyeron: los Premios Independent Spirit
(mejor debut cinematográfico), Premio Satellite (mejor guión), Boston Society
of Film Critics (mejor director revelación), Críticos de Cine en línea de Nueva
York (mejor director novel), Asociación de Críticos Norteamericanos (top 10 de
películas del año), American Film Institute (top 11 de películas del año), ya
varios más, junto con la coprotagonista: Rene Russo.
Volviendo a Animales nocturnos, pocas veces se podrá ver un film
noir tan bien construido, con personajes con carnadura psicológica, con un
relato eminentemente literario que aborda temas como la violencia, el abuso, la
falta de justicia, la cobardía, las relaciones sentimentales rotas, la falta de
compromiso afectivo, la venganza y muchos otros subtextos de importancia
argumental. El director logra un conjunto de actuaciones parejas, un guion
sólido, además de resaltar un gran trabajo de fotografía.
Para no caer en anticipaciones de la historia que le quiten sorpresa, la
trama es sobre una mujer que recibe un manuscrito de su ex esposo, una novela
llamada Animales nocturnos. La excusa es que ella es “quien mejor lee
sus trabajos”. Pero algo en la trama de la novela va removiendo algo en su
interior. Una relación que no terminó demasiado bien. Además de introducir
reflexiones sobre el arte en general y la literatura en particular, en un
montaje paralelo uno puede seguir los acontecimientos del texto.
Así como en su momento una película como Nebraska (Alexander
Payne, 2014), quedó con las manos vacías (pese a que el protagonista Bruce Dern
obtuvo el Premio del Festival de Cannes), esta última entrega del año 2018 no
fueron consideradas dos joyitas de las cuales voy a hacer una crítica más
adelante: Lucky de
John Carrol Lynch, con el protagónico de Harry Dean Stanton. Sólo para
recordar: su creación para París Texas de Win
Wenders. Y The Florida
Project de Sean Baker, con tres magistrales actuaciones. La niña
Brooklyn Prince un prodigio de naturalidad. El señor Willem Dafoe en un papel
de dulce gruñón sin sobreactuaciones. Y por último a una actriz que habrá que
seguir sus próximos pasos: Bria Vinait
Ricardo Juan Benítez. Nace un 28 de noviembre de 1956, en el barrio porteño de Caballito de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Argentina), su actual lugar de residencia. Luego de un prolongado paréntesis, retoma su pasión por la escritura a mediados del año 2004.
Colabora asiduamente con: ALMIAR Margen Cero (España), Alma de Luciérnaga (Israel), Resonancias Org. (franco-argentina), Herederos del Caos (USA), Azul Arte (Inglaterra) y Uchronicles de Giampietro Stocco (Italia). Así también tiene publicaciones en revistas digitales (Hotel Tomás, Los discípulos, Axxón, El Fausto, MiNatura).
Colabora asiduamente con: ALMIAR Margen Cero (España), Alma de Luciérnaga (Israel), Resonancias Org. (franco-argentina), Herederos del Caos (USA), Azul Arte (Inglaterra) y Uchronicles de Giampietro Stocco (Italia). Así también tiene publicaciones en revistas digitales (Hotel Tomás, Los discípulos, Axxón, El Fausto, MiNatura).
http://cuentosyotrasficcionesricardojbenitez.blogspot.com/
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