NORMA JEANE y LOS INADAPTADOS
Ricardo Juan Benítez (Buenos Aires, Argentina, 28/11/1956)
Escritor, poeta y crítico cinematográfico. Publica con asiduidad en diferentes revistas digitales (Herederos del Caos, Almiar Margen Cero, Resonancias Org., Mis Poetas Contemporáneos de Gustavo Tisocco, Revista Axxón, Tertulia de Escritores) Algunos de sus cuentos se encuentran en Proyecto Scherezade del Departamento de Lenguas Extranjeras de la Universidad de Manitoba, Winnipeg, Canadá.
La leyenda de Norma
Jeane Mortenson comenzó a poco de cambiar el apellido por Baker y convertirse
en chica de almanaque. Todavía faltaba
para que el mundo cayera rendido a sus pies con el nombre que la acompañaría
más allá de su trágico final: Marilyn
Monroe.
Su extraña fascinación
por los escritores comenzó a los 16 años (año 1942), cuando se desposó por
primera vez con James E. Dougherty (ex policía de Los Ángeles, luego veterano
de guerra). Dos años más tarde James se enrolaría en la Marina de su país. En
1946 se divorciaron, pues la 20th
Century Fox le exigió a Norma Jeane ser soltera para poder firmar el contrato.
Por ese entonces la
estrella en ciernes haría un cameo breve como amante de George Sanders, en La malvada,
protagonizada por Bette Davis y Anne Baxter. Un gran comienzo para Marilyn, la
película tuvo 13 nominaciones de las que ganó 6. Además es la única película
repartió cuatro nominaciones entre sus actrices: la Davis, Baxter, Celeste Holm
y Thelma Ritter. Corría el año 1950 y en
otros papeles (La jungla de asfalto, Eva
al desnudo), comenzaría su irresistible ascenso.
Marilyn supo capear
varias tormentas desde ese momento: el casamiento con Joe DiMaggio, una pelea
con el estudio cinematográfico que culminó con su negativa a ser coprotagonista
de Frank Sinatra (cobrando el mínimo de convenio), la agitada luna de miel en Japón, una gira por
Corea para actuar ante 70.000 soldados, sus adicciones. De todas maneras ella
logró que se le reconocieran mejores contratos. Como vemos agallas no le
faltaban a la frágil Marilyn, aún para enfrentarse al star system o a un esposo celoso de reacciones violentas.
Marilyn fue una pionera
en comercializar su imagen. En el año 1956 fundó la Marilyn Monroe Productions con el fotógrafo Milton Greene. Ese
fue el año de un gran trabajo por el que fue reconocida: Bus Stop dirigida
por Joshua Logan, con Don Murray como coestrella (Murray ganó el Oscar a actor
de reparto). Pero su papel más elogiado fue la Sugar Kane del film de Willy Wilder Some Like it Hot (Una Eva y dos Adanes,
Con faldas y a lo loco), con Tony Curtis, Jack Lemon, Pat O´Brien, George
Raft y un desopilante Joe E. Brown, con su recordada frase final: “Bueno, nadie es perfecto”, mientras
Lemon se quitaba la peluca para demostrar que era un hombre.
Algo de eso debe haber
entendido Marilyn. Algo de eso la impulso a entrar al reconocido Actor´s Studios del maestro Lee Strasberg.
Una cosa era el éxito comercial basado en una serie de películas que servían
como vehículo ideal para su carisma. Pero ella deseaba el reconocimiento como
actriz dramática, como interprete “seria”. No esa imagen de rubia entre
inocente y zafada, con respuestas picantes a preguntas anodinas:
—¿Qué lleva puesto cuando va a dormir?
—¡Dos
gotas de Chanel Nº 5 detrás de las orejas!
—¿Cuáles
son las tres cosas que más le gustan de la vida?
—Un
whisky antes y un cigarrillo después.
Es así que llegamos al
año 1960. Marilyn ya se desposó con su segundo escritor, el notable dramaturgo
Arthur Miller (Todos eran mis hijos, Las
brujas de Salem, Panorama desde el puente) En ese año, pese a que ya era
evidente el deterioro en la pareja, el escribe el guión para una película que
iba a ser dirigida por John Huston: The Misfits (Vidas rebeldes, Los inadaptados).
Miller, para los
estándares de la industria, era un inadaptado que ya había tenido serios
problemas con la Comisión de Actividades Antinorteamericanas. Elia Kazán lo
había denunciado en una lista negra, pero Miller se negó a dar ningún nombre de
cualquier colega que tuviera inclinaciones izquierdistas. Por muy poco no
termina en la cárcel. Ese clima inquisitorio quedó reflejado en su obra Las brujas de Salem. Así como también
supo retratar el derrumbe de su matrimonio con Marilyn en Vidas rebeldes, y luego de la muerte de ella, en la controvertida Después de la caída.
Huston era otro
desarraigado. Un tipo que gustaba de filmar en locaciones extremas, como en El tesoro de la Sierra Madre,
con Humphrey Bogart (filmada en los paisajes de Coatepec de Morelos,
tenencia de Zitácuaro Michoacán de Ocampo, México) o La Reina Africana,
(en escenarios naturales de África) con Katherine Hepburn y el mismo
Bogart. Además de talentoso Huston era
un tipo problemático para los estudios. Debía lidiar con sus propios fantasmas
internos, excesos y gustos. Durante la filmación de La Reina Africana, varias veces se atrasó la filmación por su
obsesión en cazar un elefante. Esto sirvió de guión para la película de Clint
Eastwood Cazador blanco, corazón negro,
protagonizada por el mismo Eastwood, con Jeff Fahey y George Dzundza.
Faltaban dos
inadaptados más:
Clark Gable, figura
mítica que Marilyn adoraba desde niña. Más allá del Oscar a su protagónico por Sucedió una noche,
con Claudette Colbert, todos recuerdan a su Rhett
Butler en la legendaria Gone with the Wind (Lo
que el viento se llevó). Su
trágico matrimonio con Carole Lombard fue irónicamente la etapa más feliz de su
vida, hasta que la actriz falleció en un accidente aeronáutico. Esto afectó
profundamente al actor, lo cual lo llevó a ingresar en la Fuerza Aérea en 1942.
Una vez que regresó del servicio en la Segunda Guerra Mundial, su carrera nunca
volvió a ser la misma. Al comenzar Vidas rebeldes estaba en franca
decadencia. Pero aun así, fue su último gran papel antes de su muerte, doce
días después de finalizado el rodaje.
El segundo inadaptado famoso: Montgomery Clift, un actor sensible y con
mucho carisma, que llevó a cabo lo que muchos consideraron: “el suicidio más
largo en la historia de Hollywood”.
Monty, tuvo su pleno apogeo con From Here to Eternity
(De aquí a la eternidad), dirigida por Fred Zinnemann, con Burt
Lancaster, Deborah Kerr, Donna Reed y Frank Sinatra; y The Young Lions (El baile de los malditos), dirigido
por Edward Dmytryk, con Marlon Brando,
Dean Martin, Hope Lange, Barbara Rush, May Britt, Maximilian Schell, Dora Doll
y Lee Van Cleef en los papeles principales.
Durante el rodaje de El árbol de la vida
(Raintree County) ocurrieron dos hechos que marcarían la existencia
atormentada de Cliff. Primero su amistad con Elizabeth Taylor, y debido a esta simpatía
la tragedia: al salir alcoholizado y drogado de una fiesta en lo de Liz tuvo en
terrible accidente, chocando su automóvil contra un poste. La propia Liz Taylor
le salvó la vida extrayendo de su garganta dos dientes que lo estaban ahogando.
Luego lo protegió y lo hizo operar para reconstruir su destrozado rostro. En la
película El árbol de la vida se pueden apreciar ambas fisonomías. Los
rumores sobre su vida sexual iban de un enamoramiento perdido por Liz, hasta
una supuesta homosexualidad. Sea lo que fuere, era la contracara masculina de
Marilyn, quien llegó a decir de él: “que era la única persona que conocía
que estaba en peor estado físico que ella.”
Es así como se armó durante el rodaje lo más parecido a una familia
disfuncional: Grandpa Houston, el padre Gable y el hermano Monty
Cliff. Deberíamos agregar al tío Eli Wallach y la tía Thelma
Ritter. Y por supuesto James Barton, otro actor para el cual sería su último
film, junto con Monroe, Gable y Cliff.
El rodaje estuvo plagado de problemas. Sumado a las clásica
impuntualidades de Marilyn (Sir Laurence Olivier mientras filmaba El príncipe y la corista, como
director y guionista, estuvo al borde de un ataque de nervios. Michelle
Williams la recreó magistralmente en Mi semana con Marilyn), el clima
desértico, la rota relación con Miller, las depresiones (que obligaron a suspender
un tiempo el rodaje mientras estuvo internada) y el delicado equilibrio entre
el equipo integrado por seres con sus propios demonios acechándolos.
Pese a la promoción que supuso la presencia de varios de los mejores
fotógrafos de la época durante el rodaje (Cornell Capa, Henri Cartier-Bresson,
Bruce Davidson, Ernst Haas, Erich Hartman, Inge Morath, Dennis Stock y Eve
Arnold), la crítica no fue demasiado generosa con el film, salvo con las
actuaciones de Gable y Monroe y en menor medida de Ritter y Wallach. Tampoco la
favoreció la taquilla.
Con el tiempo la etiqueta de película maldita pasaría a
convertirse en film de culto.
La historia de muestra a Monroe en su etapa de belleza crepuscular
dando vida a Roslyn Taber, una mujer que se divorcia en el estado de Nevada por
la rapidez y economía del trámite. Apoyada por su experimenta amiga Isabelle
(Thelma Ritter), desea alejarse de todo por algún tiempo para encontrarse a sí
misma. Conoce al vaquero Gay Langland (Gable), junto al amigo de este: Guido
(Wallach). Luego de ir al rancho de Guido, tanto Roslyn como Gay tienen una
mutua atracción. Guido también demuestra que la mujer no le es indiferente.
Deciden ir a capturar unos caballos salvajes para venderlos a un
frigorífico. En el camino se les une Perce
Howland (Cliff), un melancólico vaquero de rodeos, actividad que preocupa a
Roslyn que simpatiza con Perce.
La película refleja los deseos de los hombres hacía esa mujer sola,
vulnerable y terriblemente bella. Además Huston lograría escenas magníficas,
como la borrachera de Gay porque extrañaba a sus hijos, la viudez de Guido, los
recuerdos de los padres y su infancia de Perce, la captura de los caballos
cimarrones o la lucha mano a mano de Gay con el semental.
Un clásico rodado por el hombre del cual Marilyn dijo: “cualquier
mujer que esté a su lado no puede hacer otra cosa que enamorarse de él, al
menos la primera vez que uno lo conoce. A su lado, una puede sentirse
absolutamente cómoda. Le debo mi primer gran papel, en “The asphalt jungle”.
En la primera prueba que hizo para él, ella estaba terriblemente
nerviosa. Pensó que si podía descalzarse estaría más cómoda. Se suponía que
estaba echada en un sofá. No había sofá. Entonces le preguntó si podría tirarse
en el suelo. Él dijo: “Sí. Por favor, hágalo.” Luego quiso repetir la
escena. En presencia de Huston, podía hacerlo mucho mejor. Él dijo: “No es
necesario.” Insistió, entonces con mucha paciencia volvió a interpretar
toda la escena. Al terminar Huston dijo, en voz alta: “ya le había
adjudicado el papel desde la primera prueba.” Después de trabajar con
Huston, la gente se preguntó quién era Marilyn Monroe.
Tal vez el círculo debía que cerrarse donde todo comenzó. Dirigida por
Huston en su primer gran film para terminar filmando el último con él,
acompañada por el galán maduro con el que soñaba de niña, por un muchacho tan
solitario como ella misma, dando vida a una historia de perdedores, escrita por
el hombre que había amado sobre los escombros de su último matrimonio y sin
poder sobrellevar la el peso de la melancolía de ser simplemente Marilyn.
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