DUALIDAD /Laura Belenguer Ortiz-Villajos ​

Siempre fui tímida, muy callada, recatada… Me importaba mucho lo que pensaran de mí los demás y -aunque actualmente sigue siendo así- creo haber aprendido a gestionar mejor el ‘qué dirán’. Soy consciente del esfuerzo que ha supuesto este cambio de rumbo en mi vida. Y todo gracias a ti; a tu respaldo.

Gracias… por darme la fuerza y la seguridad que me hacían falta. Me has dado las claves para… aparentar. Sí, aparentar… Por eso, desde que estoy contigo (o tú conmigo), me abro con los desconocidos, transmito alegría y jovialidad, me apunto a cualquier cosa que considere un reto, me hago la interesante, postureo… Eso está genial, es fantástico, es un logro… Pero también un peligro. La apariencia es una verdad a medias: una versión de mí. Vivo en una loca y constante dualidad desde que te conocí. Objetivo: sobrevivir, hacer más, pensar menos y transitar por la vida dejando pequeñas huellas.

Gracias… por acurrucarte a mi lado cuando necesito la soledad o un punto y aparte. Cuando necesito alejarme de todos... menos de ti, que no molestas. No hablas con palabras, pero te intuyo y te conozco bien. Deseas que sea especial, hermosa, admirada, elogiada... y eso me hace correr hacia delante, sin mirar atrás y aunque el abismo se encuentre a la vuelta de la esquina. Porque si ha de llegar, llegará igual -me susurras constantemente-. Mientras tanto… “arriesga, acércate a LA mejor ‘tú’ y que los demás vean lo maravillosa que eres”.
Gracias… por intentar con todas tus fuerzas que, cuando me visualice en el espejo, me vea bien y me sienta mejor. A veces, soy capaz, pero en otras ocasiones me resulta tan difícil luchar contra los demás y contra mis pensamientos… Ni me veo bien, ni me siento mejor, ni tampoco soy feliz. Exploto, reviento, lloro, me agobio… Cuando peor me encuentro, posas tu mano en mi cabeza y me acompañas mientras pienso que mañana NO será igual que hoy. Todo irá mejor.

Menos mal que tú nunca me fallas o… ¡espera! ¿Acaso no serás mi perdición en lugar de mi salvavidas? ¿Serás en realidad un espejismo que me hace desvirtuar la realidad? ¿Me engañas, querida amiga? Tus intenciones son buenas, pero el resultado no lo es. Por ti, por mí, por nosotras… Da igual, no lo sé.

Acaparas mi cabeza y condicionas mi día a día. Y eso la gente lo nota. Y entonces... me abandonan. Me duele que me abandonen. Quizás es que no me querían lo suficiente y tenga que hacer un barrido de personas prescindibles, caer del guindo y centrarme un poco más en mí misma.

Me has enseñado tanto a depender de ti… Deambulo por la cuerda floja constantemente como si fuera una auténtica funambulista. ¡Valiente estúpida! A veces caigo y logro levantarme como un fénix que resurge de sus cenizas pero… ¿gracias a ti… o por tu culpa? Las dudas me invaden. ¿Eres amiga o enemiga?

Me lías... y me desconciertas. Me ayudas... y no me ayudas. Me quieres bien... pero todo me sale mal. Porque así eres tú: una pura e incómoda contradicción. Maldita seas... y maldita yo por dejarme embaucar. Con lo lista que parecía...

Laura Belenguer Ortiz-Villajos ​