A LOLA /Alexis Mena
El viento
del norte trajo consigo la pesadumbre en todos los ánimos. Las
calles estaban desiertas, los locales comerciales vacíos, y la
plazoleta se teñía con el cetrino gorjeo de las palomas, todas
ellas prestas a marcharse en cualquier momento; dejando de lado al
encuentro de las mieses secas, sus picos y las manos que las van
depositando. Yo caminaba sin rumbo fijo con mi ánimo, también,
apesadumbrado. Noté como el divagar de las hojas junto al sonido que
provoca el sisear constante de la ventisca, formaban una especie de
voz embelesadora, distinta a la profundidad de los colores que junta
la primavera cuando la miras; un embeleco propio de los encuentros
casuales donde la excitación como la dicha, forman un pasaje etéreo
a las ensoñaciones y los misterios. Esa voz causal, esa voz
dictaminada por el estado de ánimo general y la poca probidad que en
ese momento la naturaleza tendía sobre las almas, me condujo en un
estado de obediencia inmoral, ajeno a lo que necesitaba pero sucinto
a un impulso por despertar algo diferente, quizás una festividad
interna donde no se necesitan motivos para seguir a una exigua
corazonada.
-La esquina,
ve a la esquina-, el sisear del viento me guiaba. Y como si fuese
capaz de encontrar con mis propios medios la ruta que aún no veía,
proseguí mis pasos recogiendo tras ellos cada razonamiento sobre el
deber y el poder que en cada acción me dejaba. Y fue así como di a
las puertas de un mundo distinto. Un mundo plagado de ondas
inciertas, bifurcadas y extensas, ilimitadas en ciertos casos, hasta
los resquicios más profundos de las almas melancólicas que las
aguardan.
Era un
portal a la conexión no humana, la conexión de las voces y las
ideas; de los cuerpos cargados de pura energía cuya vía de
desarrollo son las emociones puras y la constante palabra.
-¡Estoy, he
llegado!, y, ¿quiénes son estas bellas damas?-
Y todas al
unísono me respondieron: -Somos a quienes representas en tus sueños,
figuras ciertas para cada una, pero inciertas si las catalogas con tu
mirada-.
Y si bien
las cuatro eran distintas, eran a la vez, idénticas si las mirabas.
Tenía que cerrar los ojos y escucharlas para darme cuenta de aquella
diferencia. Fue de esta forma como conocí a Lola.
Lola
naufragaba en un mar disuelto entre la tímida poesía y la
estertórea dedicación a una pincelada; era su mirada un constante
oleaje entre souvenirs de épocas pasadas, un reencuentro a lo que
viviste en alguna época; una causalidad intrínseca que te provoca
entenderte y entenderla. Sí, sus ojos, órganos visuales, fuentes de
cualquier principio de interacción para que dos almas se conozcan,
me produjo la primera impresión sobre ella. Era cierto que no debía
mirarla para conocerla, pero, ¿no existe mejor forma de hacerte a la
verdad, que cayendo en los errores y sucumbiendo a los delirios sobre
las imágines superfluas? Su trato fue cálido conmigo, idéntico al
de las otras tres mujeres que estaban en aquel sitio. Su voz
ondulante y un tanto cauta, quiso expresar más allá de lo que su
organismo abarcaba, por eso, creo, que atropelló ciertas palabras no
tanto por nerviosismo, sino por no encontrar un cause más fiel a lo
que realmente salía y no se emanaba. Sin embargo, para el buen
entendedor pocas son las palabras, y con la sola corta locución que
hizo, entendí lo extenso y grato que en ella radiaba.
En aquel
lugar la tramontana no causaba su efecto. Las ideas gozaban de
autonomía a la experiencia, eran espontáneas y límpidas, cargadas
de la vitalidad que afuera era tan desconocida. La sonrisa me duró
lo que me duró la experiencia. Tras despedirme y cruzar esa puerta,
las ondas se doblegaron a la densa pesadumbre. Fumé un cigarro y así
mi abrigo, caminé sin rumbo cavilando sobre cuantas horas pueden
alejarte de tu verdadera esencia.
Alexis Mena
Quito -
Ecuador
Gracias, Alexis por este relato dedicado, tan personal. Tu conocimiento del lenguaje, se pone de manifiesto, unido a tu forma de escribir. Eres gran autor, que por supuesto estará siempre invitado en éste pequeño espacio. Un abrazo que atraviesa un océano de letras.
ResponderEliminarLola, puedes estar contenta, menudo texto tan poético te han dedicado. Alexis, enhorabuena, me has ganado con tu prosa. Un abrazo a ambos.
ResponderEliminarEva, empecé en 2.004 en diversas webs literarias, he leído más que he escrito. Muchos amigos reales y virtuales, en el día de mi cumpleaños me han dedicado relatos por el día de mi cumpleaños. Gracias por leer y comentar. Un abrazo.
EliminarUn texto realmente precioso, para disfrutar con más de un sentido y con la imaginación a flor de piel. Qué placer es dejarse guiar por las palabras a veces...
ResponderEliminarEnhorabuena al autor y a su musa, ambos imprescindibles para que el texto haya visto la luz :))
¡Un abrazo!
Muchas gracias, Julia C., Es de los primeros textos del blog. Mi compañero de radio, realizó un relato maravilloso. Un gran abrazo, y Feliz Navidad.
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